lunes, septiembre 03, 2007

Dos libros excelentes con portadas muy feas

Llevo casi un mes diciéndome que tengo que escribir esta entrada, pero me falta el tiempo para concentrarme... Sólo quería comentar que la crítica "ilustrada" que, como universitarios, solemos hacer a la enorme profusión de libros especializados en "teología popular", se olvida muchas veces de algo que me parece fundamental: su carácter de síntoma. El new age, María Magdalena y la tumba de Jesús, los Evangelios apócrifos y el código Da Vinci; todos ellos expresan, de algún modo, la enorme inquietud religiosa de nuestro tiempo, la necesidad de una nueva espiritualidad.

Por ello, aplaudo que dos de los biblistas más reconocidos en nuestra lengua se hayan dado a la tarea de escribir para la gente. Esta breve nota quiere recomendar la lectura de dos de estos libros, y también prevenir al comprador despistado, que pudiera guiarse por el horrible diseño de portada de ambos. Y si no me creen, miren abajo.


Esta terrible portada adorna la edición del El Evangelio de Judas realizada por José Montserrat Torrents, siempre tan admirado. La maniobra publicitaria de la National Geographic reavivó el interés por los Evangelios apócrifos, y ello llevó rápidamente a la publicación de varias ediciones castellanas, tres de ellas excelentes (la de García Bazán, en Trotta; la de Piñero, en editorial que no conozco; y la de Montserrat Torrens, en Edaf). Esa última quiero recomendar, porque me parece una buena oportunidad para comentar sobre un autor que vale mucho la pena.

Montserrat Torrents es Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, y en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Dentro de la comunidad hispanoablante, Montserrat Torrents es, probablemente, la máxima autoridad en la rama copta de la egiptología.[1] Eso quiere decir que, dentro de esa comunidad, Montserrat Torrents es uno de los investigadores mejor preparados para enfrentarse directamente con textos que están en el origen del movimiento cristiano: para los que nos gustan estos temas tan extravagantes, nos son famosas sus traducciones de los textos gnósticos; su edición castellana de la Biblioteca de Nag Hammadi, en colaboración con Francisco García Bazán y Antonio Piñero; sus comentarios a Filón de Alejandría, Orígenes y Plotino, y sus excelentes textos históricos sobre el inicio del cristianismo, que tanta polémica causaron en el rancio medio intelectual español. Hay que leer el inicio de La sinagoga cristiana, con su mezcla de humor negro y rigor filológico, y luego leer la airada reseña de Felipe Sen del último libro de José Montserrat. Pero al barcelonés eso no parece importarle; según parece, él se siente a gusto con ser un sabio incómodo (y es que, ¿hay otro tipo de sabiduría que valga la pena?). Copio el texto de la cuarta de forros, para que vean de qué va el libro:

A mediados del siglo II, un cristiano anónimo escribió El Evangelio de
Judas para rescatar al supuesto traidor de las profundidades del
infierno y proponerlo como fiel amigo de Jesús y auténtico revelador
de la doctrina del Maestro.

Su obra se inscribe en la corriente del pensamiento gnóstico, uno de
los movimientos más imaginativos y originales de la civilización
occidental, enfrentado a la mediocridad y el conformismo de la
reciente y triunfante Iglesia oficial.

Oculto primero y perdido después, este libro maldito ha sido
recientemente recuperado en lengua copta y devuelto a la luz pública
por un equipo de expertos papirólogos.

Esta edición presenta una traducción directa del original copto de El
Evangelio de Judas junto a un amplio estudio y comentario por parte de
un especialista internacionalmente reconocido que pone a disposición
del lector un texto clave para acceder y comprender el pensamiento de
los “otros cristianos".

El otro libro a recomendar fue preparado por Antonio Piñero, y tiene esta portada, que no es tan mala como la otra:


Antonio Piñero es, quizá, un poco más conocido para los lectores de este blog. Ha colaborado mucho en El Almendro, y está a cargo de la sección de reseñas en la deliciosa Revista de Filología Neotestamentaria, donde aún perdura la huella del admirado Juan Mateos. Piñero también colaboró en la magna obra Apócrifos del Antiguo Testamento de Alejandro Díez Macho; a la muerte de este último, le tocó a Piñero completar este ambicioso proyecto de traducción, erigiéndose en coordinador de los últimos volúmenes. En los últimos meses, Antonio Piñero se ha ido haciendo presente en los medios masivos de comunicación en España: publicó una novela histórica, es invitado frecuente en programas de radio y televisión, incluso abrió un blog en donde se dedica a comentar temas de actualidad bíblica. Desde hace algunos años, se ha preocupado por escribir textos para un público no especializado: así, tiene tres excelentes introducciones al Nuevo Testamento (una breve y densa en Ediciones Clásicas, otra en coatoría con Jesús Peláez y publicada en El Almendro, la más reciente en Trotta); las dos primeras quieren ser un manual universitario, la última está planteada como "guía de lectura" que no presupone conocimientos académicos y busca la profundidad sin perder el tono amable. El libro que aquí les recomiendo es una antología de los textos mayores en la tradición apocalíptica. Copio abajo el texto de la cuarta de forros:

Apocalipsis es un vocablo griego, utilizado ya antes de la era cristiana, que tiene el sentido de"descubrir una parte del cuerpo", "quitar un velo" o "desvelar" algún secreto. Más tarde -con la difusión del Apocalipsis de San Juan- se especializa en el significado de "obra literaria que desvela misterios, sobre todo referidos al fin del mundo".

Con el presente libro, el lector tiene en sus manos la versión española de 45 apocalipsis -judíos, cristianos y gnósticos, compuestos en un lapso de unos 600 años, entre la mitad del siglo III a. de C. y los siglos III/IV d. de C.-, escogidos principalmente entre el rico legado del judaísmo y el cristianismo primitivos.
Qué gusto que los especialistas se decidan a publicar en editoriales como Edaf, y que sigan haciendo bien lo que saben hacer. Y ojalá los libros sean bien recibidos y leídos, para que iniciativas de este tipo se vayan multiplicando.



[1] El copto es una lengua que surge a finales del siglo III en Egipto. La lengua creó su propio alfabeto, que es en realidad una variante del alfabeto griego. Una gran cantidad de documentos del cristianismo primitivo se conservan en copto.

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