En Biblioteca Ayacucho acaban de subir una muy buena antología poética de Rubén Darío. Les comparto este poema que es parte del ciclo "Ecce homo", para que se rían un poco.
¡Belleza! ¡las mujeres!
¡oh magníficos seres,
que no son otra cosa
que un rebaño de lindos luciferes!
Denme una para verla: es muy hermosa,
de forma limpia y sin igual dulzura;
es una linda rosa
que encanta con su espléndida frescura.
Por supuesto, que arrojo de ese talle
ese corsé de barbas de ballena;
¿y aquesta trenza oscura que es ajena?
¡a la calle! ¡a la calle!
¿y ese blanco y carmín de las mejillas,
y estas plumas, encajes y trencillas,
que sirven de realce a la hermosura?
¡fuera muy pronto! ¡fuera!
¡al cesto la basura!
yo quiero la hermosura verdadera.
Suelto, suelto el cabello
por el sedoso cuello
y los ojos abiertos
a la delicia y al placer despiertos;
la frente blanca y tersa coronada
por rizos juguetones,
y entreabierta la boca de granada
que es regazo de vivas tentaciones;
en el seno desnudo y palpitante,
la morbidez de la estatuaria griega;
muelle el brazo colgante;
y gordo el muslo do lascivia juega
con ojos encendidos;
curvas que son de plástica modelo
y los hombros correctos y caídos
cual de paloma al levantar el vuelo.
Voluptuosa actitud, porte de diosa;
ya Venus, ya Diana...
Vamos,la descripción ha sido hermosa
una mujer así ¡qué soberana!
Señor, esto es el cielo:
el ansia es mucha, la pasión, de sobra.
¿Ya tenemos filoso el escalpelo?
Pues a la operación: manos a la obra.
Caiga esa cabellera.
esa carne, esa piel ¿qué hay? -Calavera-.
Se hunde en el seno la cuchilla ruda
y se miran los músculos y arterias,
y todo, y todo, y la verdad desnuda
mostrando sus miserias...
Miseria de miseras que en la vida
fue miseria escondida.
En el turgente pecho
do se erectan dos pomas sonrosadas,
tiene la sangre misterioso lecho,
y allí se agita en rápidas oleadas
por una red de venas;
las redondeces llenas
de lujuriante vida,
son nada más que carne comprimida.
Entre el rollizo muslo está bien tieso
el estirado fémur, flaco hueso.
En... no más disección... escucha, humano:
ese de fría mano
fofo, horrible esqueleto,
espantoso y escueto,
es la hermosura que te viera esquiva.
¿Verdad que está expresiva
esa faz huera y tosca?
Mujer, reina del mundo,
¿hay quien bien te conozca
y siempre te ame con amor profundo?
Yo codicio tus besos
y amor con ansia mucha;
pero, mujer, escucha:
no eres más que un costal de carne y huesos.
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