Comenta Mariana Ozuna en su blog:
"¡¿Qué puedo decir?!, ¿que es increíble?, no, ningún cinismo es increíble ni perverso ya para Televisa..., atreverse a decir a este pueblo, que se ve obligado a ver su entretenimiento (si es que puede llamársele entretenimiento y no negocio a costa de la humillación), que haga lo que ha venido haciendo siempre: trabajar aún más de lo que se puede en las condiciones que nos garantiza nuestro gobierno, que se apriete el cinturón una vez más como lo ha venido haciendo generación tras generación de mexicanos..., indecente, inmoral, o mejor, aún felón es este comercial de Televisa. Si le interesara el pueblo que la ha convertido en una empresa multimillonaria haría mejor televisión, si le interesaran los efectos de la crisis ya no digo lo que haría, pero si siquiera tuviera algo de respeto por quienes trabajando, "partiéndose el alma" (que no el lomo) la hacen multimillonaria no sólo con beneplácito sino en contubernio gubernamental, entonces, si tuviera algo de respeto guardaría silencio.
"Aunque sea quizás que esos lomos y almas que se parten diariamente por todo el país y del otro lado de la frontera norte son tan importantes para su enriquecimiento, que lo mejor es enviar un mensaje, indecente sí, sin calidad moral también, pero necesario para mantenerse a salvo del miedo a que la gente deje por fin de trabajar bajo sus reglas y se decida a trabajar bajo las propias suyas. ¿Quién le tiene miedo a la crisis?, los que no han tenido nunca nada y sólo aspiran a la diaria supervivencia, los que tenemos algo que gastar y decidimos no gastarlo en ellos, o los que como ellos no sólo gozan de todo lo material, sino del poder sobre quienes gobiernan. ¿De qué tendrá miedo Televisa?, ¿de quiénes? Porque, como dice Jesús Silva-Herzog Márquez, "la crisis que encaramos no es de parcela, sino una crisis integral. La crisis de México no tiene apellido. México, no su estado, ni su economía, ni su política, ni su cultura. México está en crisis." Quietos todos, sin pánicos que permitan a los oprimidos mirarse. El miedo a no comer es irreal, el miedo ante el alza de precios en los supermercados es irreal, los empleos que mejor son contratos de esclavitud son irreales, no le creas a tu bolsillo, no le creas a tu cansacio diario... ¿qué se han creído estos?, ¿que al hambre se le puede engañar? Quizá lo creen, pues nunca la han sufrido, como todos los días se levantan tarde, y hacen lo que han venido haciendo en las últimas 3 décadas, enriquecerse más allá de nuestra pobre imaginación".
Ahora, una reflexión del maestro Hernández (cortesía de Flor, que me la pasó por correo):
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