martes, abril 28, 2009

De la influenza

Le escribo a un grupo de alumnos, jóvenes amigos con los que me reúno cada dos meses para platicar, estudiar y leernos a nosotros mismos. Luego copio la carta, la gloso, añado cosas que he ido leyendo en otros lados; quiero que también se convierta en una carta para ustedes :


Queridos amigos y amigas del seminario:

La influenza nos agarró desprevenidos...
[Converso en el chat con Nayeli:
es el momento en que salen nuestras culpas ocultas... yo mismo me he sorprendido pensando si esto no será una especie de respuesta masiva de la naturaleza
para obligarnos a descansar un rato
y no salir con los coches a contaminar

Flor y yo platicábamos hace rato que no nos habíamos dado cuenta de lo cansados que estábamos hasta que llegó esta epidemia y tuvimos que descansar a chaleco
broméabamos, con un poco de humor negro: ojalá tuviéramos una de estas cada año
así quizá nos daríamos cuenta de lo mucho que necesitamos descansar de todo]
A mí, el terremoto me agarró, literalmente, como el Tigre de Santa Julia, en el baño.
La mañana del terremoto había amanecido con diarrea y síntomas de gripe. Mi primo y mi mamá hicieron bromas negras en el desayuno, pero también estaban preocupados. Llamé al plomero, para que arreglara una fuga que nos estaba molestando desde la semana pasada. El plomero estaba trabajando cuando comenzó. Yo estaba en el baño. Primero pensé: realmente me siento mal, porque estoy mareado, Luego escuché las campanitas que tengo colgadas junto a la ventana. Me pregunté: ¿me limpio y salgo, o solamente salgo? Me imaginé desde fuera de mí mismo, y me sentí un poco ridículo. Salí: le dije al plomero: ¿no siente que está temblando? Y él dijo: ¿temblando? No... Pensé en la conversación de la mañana: hay gente que no usa tapabocas porque piensa que la influenza es sólo una conspiración del gobierno; también hay gente que se lo toma demasiado en serio, como mi prima, que habló por teléfono a su mamá para decirle: "esto está muy cabrón, tengo que salir a la calle y no tengo tapabocas, si me muero quiero decirles que los quiero mucho". La anécdota nos hizo reír a todos un rato, pero me dejó pensando lo doloroso que debe ser vivir con tanto miedo. Le digo al plomero: Sí está temblando. ¿No cree que deberíamos salir? Él dice: sí, pero no hay prisa, no hay prisa. Entonces el temblor toma más fuerza, y él comienza a acelerar su paso.
He intentado leer pero no puedo concentrarme; comienzo un libro, lo boto, comienzo otro, lo boto... En mi blog de la clase de investigación, les dejé una nota a mis alumnos: los invitaba a descansar, les decía que no se preocuparan por la evaluación, que íbamos a quitar tareas y trabajos. Yo mismo me lo decía conforme iba escribiendo. Ayer comencé con síntomas y me fui a ver a un doctor en un hospital cercano. No quería exagerar así que, en lugar de entrar a urgencias (que era a donde me querían llevar: es un hospital privado, que lucra con las inseguridades de los incautos), pedí cita con un médico general. No supieron muy bien a dónde enviarme; después de un rato, estaba esperando en el consultorio de un cirujano plástico que, además, era médico general. Al final resultó que los síntomas son de una gripe común, y que además de gripe tengo problemas del estómago, por nervios que no me atrevía a reconocer.
El doctor me contó un chiste sobre la forma en que nos tenemos que saludar para no contagiarnos: tenemos que hacerle como Peter Pan, que saluda como indio, diciendo "hao". ¿Y sabes por qué se saludan con "hao"? Porque es más fácil decir "hao" que decir "cómo has estao".

Hoy, mi novia me cuenta otro que la hizo enojar (un poco):
P.-¿Qué le dijo el DF a la influenza?
R.-Mira cómo tiemblo.
Les comparto una reflexión que hizo Mariana en el blog de sus propios alumnos:

"Queridos estudiantes,

Sé que deben estar sufriendo profundamente la falta de labores de esta semana... La Dirección de nuestra Facultad nos ha informado que debemos permanecer al pendiente de los boletines oficiales de la UNAM. No subestimemos las medidas tomadas por el Gobierno Federal.

Lean, escriban, avancen en sus investigaciones, descansen y que el miedo no penetre sus corazones, no estamos en la situación de los personajes del Decameron, aunque podemos contarnos historias!!
El viernes pasado fui a la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM por mi talón de pago, tuve suerte de que aún no cerraran las instalaciones, había más bien incertidumbre entre los empleados y molestia por la falta de respuesta de las autoridades..., de vuelta a casa abordé el metro en la estación CU, la gente iba espantosamente callada, celosa de su espacio vital. Un señor comenzó a toser..., tosía porque se ahogaba con el trago de agua que recién había tomado, tosía como suele hacerse en esas ocasiones para aclarar la garganta y recuperar el aliento, la señora de rostro amable, casi como el de mi madre, que estaba sentada junto a él, se levanto violentamente, trastabilló por el movimiento del vagón y fue a sentarse del otro lado, a varios metro lejos de él. Pensé en todos los posibles gérmenes que estarían ya volando en el aire, adheridos a los tubos metálicos, y el casi ridículo intento de escape de la señora de rostro amable, no pude evitar sentirme yo misma ridícula y recordar la película de Daniel Boyle, Exterminio, me sonreí, eso sí era gracioso de alguna manera extraña.

Los invito a compartir sus comentarios en este blog sobre lo que ven en su casa, en la calle, sobre cómo viven esta experiencia; lleven un diario, si tienen un blog reflexionen al respecto..."
Al comentar la paranoia de los últimos días, le decía a una amiga que "Soy Leyenda" nos había hecho mucho daño. Dice Nayeli en el chat: jajajaa, sí, pero es que piénsalo los virus son como zombies: no están ni vivos ni muertos, y aparte mutan. En su página de asistencia a becarios del Conacyt, Gabriel Ramos nos ofrece consejos: "No es cierto que si contraen el virus se convertirán en zombis, pero por lo que sea eviten salir".
Cambien "este blog" por "esta lista de correos", y verán por qué decidí escribirles :-) Para eso, y para desearles que estén bien.
Cambien "esta lista de correos" por "este blog", y verán por qué decidí dejarles esto.

2 comentarios:

Valentina Azul dijo...

Hola Rafael, que lindo que abras un espacio para compartir pensamientos, experiencias y anecdotas, es un buen modo de romper el aislamiento al que llama esta situacion. Me alegra que esteis bien y que os mantengais optimistas. Que curioso, es cierto, nos hemos educado a soportar tanta carga y estres que las crisis tienen que venir de fuera para que paremos un rato... Les mando un abrazo y mucho animo!

Manuel Romero dijo...

ése chiste del DF nunca llegó a mis oídos. Se le sigue leyendo desde esta otra parte de tierra ahora congelada moral y económicamente.