martes, abril 07, 2009

De los superhéroes y los sueños de una moralidad añorada

Fuente: aquí.


Watchmen. El superhéroe con el espíritu de Dallas Por Ángel Ferrero

"La cosa parece así de clara: en los cómics de superhéroes -un género por lo común infravalorado por el grueso de la crítica cultural- se libra una batalla maniquea del bien contra el mal. «La ambigüedad de la enseñanza aparece, sin embargo, en el momento en que nos preguntamos qué es el bien», observa Umberto Eco en un ensayo pionero de 1965. El semiólogo italiano toma a Superman, uno de los más conocidos prototipos del género, como ejemplo:

«Superman es prácticamente omnipotente [...]. Su capacidad operativa se extiende a escala cósmica. Así pues, un ser dotado con tal capacidad y dedicado al bien de la humanidad (planteándonos el problema con el máximo candor, pero también con la máxima responsabilidad, aceptándolo todo como verosímil), tendría ante sí un inmenso campo de acción. De un hombre que puede producir trabajo y riqueza en dimensiones astronómicas y en unos segundos, se podría esperar la más asombrosa alteración del orden político, económico, tecnológico del mundo. Desde la solución del problema del hambre, hasta la roturación de todas las zonas actualmente inhabitables del planeta o la destrucción de procedimientos inhumanos (leamos Superman con el “espíritu de Dallas”: ¿por qué no va a liberar a seiscientos millones de chinos del yugo de Mao?), Superman podría ejercer el bien a nivel cósmico, galáctico, y proporcionarnos una definición de sí mismo que, a través de la ampliación fantástica, aclarase al propio tiempo su exacta línea ética.»

"Y sin embargo, ¿a qué se dedican? A detener a ladronzuelos más o menos pintorescos, por lo general dentro del territorio estadounidense. Excepcionalmente son enrolados en la misión patriótica de turno para luchar contra los nazis, los comunistas y, ahora, contra los terroristas islámicos, pero como todo sucede en un universo fantástico y su discurso moral acostumbra a ser más bien pueril, nada de lo anterior puede considerarse seriamente" [seguir leyendo aquí].

4 comentarios:

Rafael Merino Isunza dijo...

Tocayo, gracias por la recomendación, está excelente.

Anónimo dijo...

hola: hoy fui debil y volvi a indagar un poco en tu blog, jeje.
Vi que no publicaste el otro comentario que hice, me imagino que te dio penita, disculpame si me meti en terrenos medio delicados o algo.
Simplemente me gusta como escribes y x lo que se de ti me llamas muuucho la atención, xq de hecho ya te conozco en persona, aunque no me atrevo a revelar mi identidad, pero no te preocupes no soy peligrosa, jajaja. Un beso.

Mina B ; )

Eróstrato dijo...

Watchmen, el Moby Dick del cómic, como dijo su creador... La verdad no he visto la película, supongo que tienen razón con la crítica, yo sólo sé que no sale el final con el calamar psíquico gigante (ese calamar es genial)... Ciertamente el director también la cargó en 300 con la historia de la esposa de Leónidas, que no aparece en el cómic... Aunque está más fácil llevar a Miller a la pantalla. Miller es estilo, Moore es sustancia. Imposible recrear las partes en que el cómic anexa fragmentos de libros y documentos varios, imposible añadir la historia del náufrago que hace una balsa de cadáveres. En cuanto al artículo, muy mediocre, "Recapitulando, podría decirse que, para Moore, los superhéroes no son otra cosa que un colorista grupo de sádicos sexuales, neuróticos impotentes y homosexuales reprimidos, peligrosamente mesiánicos o peligrosamente reaccionarios, que exteriorizan sus frustraciones sexuales e ideológicas mediante una violencia exagerada contra delincuentes comunes, sin detenerse a considerar en ningún momento las raíces sociales del fenómeno criminal.", se ve que hace una lectura de segunda y de ideología de cajón del cómic que, como siempre, es rico y ambiguo, con caracteres ciertamente sicóticos y todo eso, pero complejos, bastante complejos (hasta el comediante, ciertamente de los más odiados, tiene sus matices). Yo sólo quiero citar las palabras de Rorschach, ciertamente un lunático asocial, pero más ciertas que nunca en estos tiempos en que, como dice Zizek, el discurso de la dominación es el propio discurso universitario, el de los Ecos y todos esos bribones: "Now the whole world stands on the brink, staring down into bloody hell, all those liberals and intellectuals and smooth-talkers... and all of a sudden, nobody can think of anything to say".

Rafael Mondragón dijo...

Hola, Alonso... Me parece que calificar el artículo de "muy mediocre" es una grosería, y además una muy poco estimulante, por fácil: te cebas en el párrafo más débil del texto, dejando de lado aspectos que podrían ir de la mano con lo que tú mismo comentas (por ejemplo, la sugerencia para discutir el estilo narrativo en la obra de Moore); sería como si, en lugar de responderte a ti, me dedicara a mostrar los lugares en los que, en tu comentario, has cometido errores de acentuación, puntación y uso de mayúsculas (cosa que, obviamente, no haré).

A lo mejor vale la pena que veas la película; fuera de la facultad no te costará más de 20 pesos. Quizá no vale la pena que pagues más: aunque la cinta se presta para hace un ejercicio intelectual respecto de cómo traducir una gran obra al lenguaje de Hollywood, no es una cinta que merezca tenerse en la propia videoteca (al menos, ésa fue mi experiencia). Es interesante: se trata de 'volver comercial' una obra de culto (¡cuántos eufemismos!), pero comercializarla precisamente mostrando que es una obra de culto. Coincido con Ferrero en que hay una aproximación fetichista a ciertas escenas del comic; probablemente una aproximación que respetara menos la letra de Watchmen podría haber salvado más de su espíritu. El resultado es inquietante, justamente, porque la obra ya no inquieta: para usar palabras de tu comentario, pierde su rica, peligrosa ambiguedad.