sábado, abril 19, 2014

PHU sobre Las Casas

Gaugin, Adán y Eva (1902).


En una breve frase, Henríquez Ureña consigna su admiración hacia Bartolomé de Las Casas, al tiempo que señala irónicamente el quijotismo de su empresa redentora y el carácter profundamente humano de sus aspiraciones, que va más allá del evangelio de cualquier religión concreta: sí, es Las Casas, "caballero andante del evangelio de la fraternidad humana".
(PHU, "Música popular de América", Obra crítica, p. 630). 

Difícil pensar en una alabanza menos llena de reparos.

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