(Interpreta el Hilliard Ensemble).
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Salmo 90:1-8: [1] Qui habitat in adjutorio Altissimi, in protectione Dei cæli commorabitur. [2] Dicet Domino: Susceptor meus es tu et refugium meum; Deus meus, sperabo in eum. [3] Quoniam ipse liberavit me de laqueo venantium, et a verbo aspero. [4] Scapulis suis obumbrabit tibi, et sub pennis ejus sperabis. [5] Scuto circumdabit te veritas ejus: non timebis a timore nocturno; [6] a sagitta volante in die, a negotio perambulante in tenebris, ab incursu, et dæmonio meridiano. [7] Cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis; ad te autem non appropinquabit. [8] Verumtamen oculis tuis considerabis et retributionem peccatorum videbis.
El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré. Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad. No tendrás temor de espanto nocturno, Ni de saeta que vuele de día; Ni de pestilencia que ande en oscuridad, Ni de mortandad que en medio del día destruya. Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos (Reina-Valera).
Salmo 90:1-8: [1] Qui habitat in adjutorio Altissimi, in protectione Dei cæli commorabitur. [2] Dicet Domino: Susceptor meus es tu et refugium meum; Deus meus, sperabo in eum. [3] Quoniam ipse liberavit me de laqueo venantium, et a verbo aspero. [4] Scapulis suis obumbrabit tibi, et sub pennis ejus sperabis. [5] Scuto circumdabit te veritas ejus: non timebis a timore nocturno; [6] a sagitta volante in die, a negotio perambulante in tenebris, ab incursu, et dæmonio meridiano. [7] Cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis; ad te autem non appropinquabit. [8] Verumtamen oculis tuis considerabis et retributionem peccatorum videbis.
El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré. Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad. No tendrás temor de espanto nocturno, Ni de saeta que vuele de día; Ni de pestilencia que ande en oscuridad, Ni de mortandad que en medio del día destruya. Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos (Reina-Valera).
(Interpreta el Huelgas Ensemble).
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