viernes, diciembre 18, 2009

Reseñas marginales

He pasado algunos meses de crisis. Todavía estoy en ellos, y me deleito en cosas pequeñas: cada día, un pequeño logro (terminar de dar mi clase, levantarme de la cama, hablar con mi sobrina por teléfono, avanzar un par de páginas de un libro). Descubrí que en el Internet Archive tienen copias digitales de algunos libros que me son muy queridos. Para agradecer a la persona anónima que los subió, estoy escribiendo breves reseñas de cada uno:

Traducción nueva de los Evangelios. Con notas y reflecciones al fin de cada capítulo. Publicados en francés en 1846 por F. Lamennais y traducidos al español por Francisco Bilbao. Lima, Imprenta del Pueblo por Pedro R. Rodríguez, 1856.

Esta traducción apareció en forma de cuatro cuadernillos, uno por cada Evangelio, que se vendían en la época de la revolución popular contra el presidente Echenique. Llevo mucho tiempo intentando conseguir un ejemplar para mí; me puse muy contento cuando vi que lo tenian escaneado...

Francisco Bilbao traduce la traducción de los Evangelios realizada por Lamennais
La obra reseñada es traducción de una traducción. En la década de 1840, el filósofo F. R. Lammenais emprendió su traducción de los Evangelios, que iba acompañada de un comentario capítulo a capítulo donde las escenas de la vida de Cristo eran interpretadas en clave alegórica para extraer enseñanzas éticas y políticas. Se trata de una traducción "para el pueblo", que se apoya en el griego original pero se mueve por un eminente interés ético y político. Hay que recordar que en la época Lamennais se había vuelto un símbolo, reconocido como teórico de la soberanía popular y la democracia radical, y defensor de las luchas anticolonialistas de Polonia, Irlanda y otras naciones sin Estado.

En 1846, el joven chileno Francisco Bilbao entró en contacto con Lamennais. Bilbao se encontraba exiliado en Francia, a donde había llegado después de la persecución política ocasionada por la publicación de Sociabilidad chilena, su primera obra. Después de participar en la Revolución de 1848, Bilbao regresaría a Chile, en donde participaría en la fundación de la Sociedad de la Igualdad, importante organización obrera; después viviría exiliado en diversos países, y contribuiría fundamentalmente a la difusión del ideal latinoamericanista

Lamennais fue lectura favorita de muchos latinoamericanos (de Martí a Montalvo), y Bilbao fue el latinoamericano más cercano a Lamennais. Según consta por el epistolario entre ambos y por el Diario de Bilbao, la traducción bilbaína de los Evangelios fue elaborada en 1846, al mismo tiempo que el maestro escribía la versión francesa: las cartas entre ambos testimonian la discusión respecto de los matices de la traducción. Bilbao preparó un extenso Prólogo que debía acompañar la publicación de esta obra, pero el Prólogo se perdió y no pudo aparecer. Después de la muerte de Bilbao, Pedro Pablo Figueroa recuperaría un manuscrito con lo que parece ser una versión no revisada de este Prólogo, y lo publicaría en su edición de las Obras completas de Bilbao.

Aunque el texto parece haber quedado listo en 1846, se pudo publicar hasta 1856. Bilbao estaba entonces exiliado en Perú, a donde llegó con su familia después de la persecución de que fue objeto la Sociedad de la Igualdad. La publicación de este libro está enmarcada en la importante labor de promoción cultural realizada en Perú por Bilbao y su familia: ellos apoyaron el nacimiento de la primera generación romántica peruana; participaron en la lucha por la abolición de la esclavitud, la revolución contra el presidente Echenique, y heredaron a sus discípulos peruanos una serie de preocupaciones sociales, religiosas y patrióticas.

El lector interesado en contextualizar su lectura de esta obra puede consultar la Historia de la República del Perú, de Jorge Basadre, que dedica gran espacio a la influencia de Bilbao en los jóvenes románticos; Francisco Bilbao, revolucionario de América, de Alberto Varona, que analiza minuciosamente los periódicos en donde se movieron Bilbao y su grupo; y los diversos artículos de David Sobrevilla publicados en los últimos años, que complementan ese panorama con datos nuevos. También puede contactarme, en caso de que le interese el tema.

Y otra más:

Miguel Luis Amunátegui. Ensayos biográficos. Edición oficial. Tomos III y IV. Santiago, Imprenta Nacional, 1894 y 1896.

Yo tengo un hermoso ejemplar del juego completo, de 4 tomos, encuadernado en media piel, que conseguí en la librería de Lucio Fernando Aquilanti.

2 de los 4 tomos de los Ensayos biográficos de M. L. Amunátegui
El archivo que aquí se ofrece consta de los tomos III y IV de los Ensayos biográficos de Miguel Luis Amunátegui, en la edición oficial publicada en la Imprenta Nacional de Santiago entre 1893 y 1896. Amunátegui formó parte, junto con Diego Barros Arana y Benjamín Vicuña Mackenna, de la triada mayor de historiadores del Chile decimonónico: los tres destacan por su erudición, inteligencia, excelente estilo y precisión en el manejo de las fuentes, siendo Diego Barros Arana el más erudito y Benjamín Vicuña Mackenna el de mejor estilo.

Los textos recopilados en esta edición ya habían visto la luz en el periódico o volúmenes aparte, sobre todo el el volumen Biografías de americanos, publicado en 1854 por la Imprenta Nacional y que tiene la primera versión de biografías que, casi en su totalidad, fueron después publicadas en los Ensayos biográficos (Biografías de americanos trae las biografías de Andrés Bello, Simón Rodríguez, Camilo Henríquez, Manuel Salas y José Rodríguez Ballesteros) (hay que decir que Biografías de americanos apareció firmada como una obra conjunta de Miguel Luis Amunátegui y su hermano, el periodista Gregorio Víctor; Ensayos biográficos aparece sólo como obra de Miguel Luis).

El tomo III de los Ensayos biográficos ofrece las biografías de Manuel Antonio Tocornal y José Joaquín Vallejo; el tomo IV tiene biografías y apuntes biográficos más cortos dedicados a Vicente Carvallo y Goyeneche, García Hurtado de Mendoza y Alonso de Ercilla, Gabriel Cano de Aponte, José Rodríguez Ballesteros, Rodulfo Amado Philippi, José Antonio Torres, Simón Rodríguez, Francisco Núñez de Pineda, Bernardo de Vera y Pintado y José Miguel Infante.

De este último tomo, destaca enormemente la biografía de Simón Rodríguez, que es la mejor fuente de conjunto del siglo XIX para conocer la vida de este extraño, importantísimo filósofo y pedagogo, que imitó a los cínicos en su manera de vivir, se adelantó a las ideas socialistas y fue amigo de Andrés Bello y maestro de Simón Bolívar; además, Amunátegui ofrece un análisis inmejorable de las ideas de Rodríguez, que destaca sobre todo en su atención a las ideas pedagógicas y lingüísticas. Es tanta la importancia de esta biografía, que volvió a ser publicada en el siglo XX por el sabio español Pedro Grases como parte de una antología que reúne los mejores escritos en torno a Rodríguez, y que, desgraciadamente, es hoy difícil de conseguir (Escritos de Simón Rodríguez).

Desafortunadamente, a este archivo le faltan los tomos I y II; en el primero, se dan las biografías de José Manuel Borgoño, José Ordoñez e Ignacio Domeyko; en el segundo, se ofrecen materiales, artículos y primeras versiones de lo que después sería la magistral Vida de don Andrés Bello, aparecida en la Imprenta de Pedro Ramírez de Santiago en 1882 (hay edición en el Internet Archive). Entre los materiales de este segundo tomo, destacan las cartas dirigidas a Bello por el impetuoso Francisco Bilbao, discípulo de Bello y gran amigo de Amunátegui hasta el final de sus días. Hay que recordar que Amunátegui fue el más grande de los muchos discípulos de Andrés Bello, y que los escritos del primero son imprescindibles para todo aquel que quiera conocer la vida y las ideas del sabio venezolano.

El lector que quiera contextualizar su lectura de los Ensayos biográficos puede visitar la página de Memoria Chilena (www.memoriachilena.cl) y leer "La historiografía chilena" de Cristián Gazmuri. También puede contactarme, en caso de que le interese este tema.

5 comentarios:

Sótades de Maronea dijo...

Gracias por la estupenda reseña Rafael.

Mis saludos

Sótades de Maronea dijo...

Gracias por la estupenda reseña Rafael.

Un abrazo y mis saludos

Sótades de Maronea dijo...

Gracias por la estupenda reseña Rafael. Un abrazo y saludos.

Rafael Mondragón dijo...

Hola, Sótades. Gracias a ti por el comentario. Está muy bueno tu blog. Te mando un abrazo de regreso

Anónimo dijo...

Si, probablemente lo sea